Educar sin placer de aprender, el proyecto escolar contemporáneo

En un posteo del 2016 en otro blog de mi autoría, recogía una entrevista al filosofo y pedagogo Philippe Meirieu donde exponía la idea de la presencia de una crisis educativa asociada a la tensión actual por relacionar la educación como bien común y un escenario de construcción democrática.
En esta entrevista, el pedagogo plantea que estamos en una época donde no se forma, ni experimenta el placer de de aprender, especialmente en las nuevas generaciones.
Si asociamos estas ideas, tenemos que la presencia o ausencia de democracia (construcción participativa del bien común), facilita u obstaculiza el placer de aprender.
En sociedades tecnocráticas, mercantiles y/o dictatoriales, donde la democracia es un bien de consumo, el placer se supedita a los rendimientos del sistema: se provoca sólo con fines de mercado, es un estado líquido que debe ser controlado para mantener los ritmos de producción informacional.
Las infancias son consideradas como objetos de transacción comercial entre familias y empresas educacionales y se espera de ellas, que cumplan las expectativas de plusvalía económica de los adultos. 
Así, Meirieu plantea la necesidad de enfrentar al "niño bólido" (inmediatez, impulsividad, desconcentración, subatención) con escuelas que promuevan entre sus estudiantes el debate y la reflexión, que aprendan a dialogar y trabajar democráticamente.



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