Ejercicios a partir de la rebeldía al rendimiento permanente, 24x7

Hablo a un público inexistente, escribo para lectores ilusorios, me comunico con seres ficticios.
La época de los relatos comunes ha pasado, lo que no significa que se hayan sepultados, disueltos o cremados.
A veces siento habitar en el habla, fluir en la nada, en la insoportable levedad de ser. 
El cuerpo se moviliza mecánicamente con sus desperfectos cada vez más graves, esperando las promesas de futuras modificaciones genéticas que persistirán en hacer funcionar a la maquina. 
El infinito esta cerca, es alcanzable por nuestras operaciones antropotécnicas de creatividad, imaginación, cálculo y "suerte". La suerte que nos hace ser humanos accidentalmente como especie "superior".
Así es el vacío del silencio, permite la persistencia de lo volátil, la comunicación sin retorno, el velo permanente de la pretendida lucidez.
(fuentes inspiradoras tras lecturas fugaces y quizás no apropiadas de Byung-Chul Han, Peter Sloterdijk, Zygmunt Bauman, Francisco Varela y otros que en estos momentos no recuerdo). 



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